El poder de la atención


Yeterday is history
Tomorrow is a mistery
Today is a gift
It is called ‘present’


jueves, 9 de octubre de 2008

Avanzar

Dar un pequeño paso atrás puede ser necesario para poder dar un gran paso adelante.
El gran paso es un reto.
El pequeño paso es la prueba última.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Como conseguir lo que quieres?

Empieza por cambiar 'quiero' por 'necesito'.
'Necesito estabilidad económica' en lugar de 'quiero dinero'
'Necesito sentirme bien' en lugar de quiero 'salud'
'Necesito la cooperación de los demás' en lugar de 'quiero poder'
'Necesito reconocimiento' en lugar de 'quiero influencia'
El verbo necesitar expresa nuestros deseos de una manera mas positiva y abre la mente a estados mas realistas y esperanzadores.
Por sorprendente que pueda parecernos la mejor manera de conseguir lo que queremos de alguien es empezar por darle lo que el mismo necesite.
Si lo ponemos en forma de máxima quedaría mas o menos así: en la medida en que demos a los demás lo que necesitan, obtendremos nosotros lo que necesitamos.
Desgraciadamente esto que suena tan sencillo es extremadamente difícil de aplicar, al menos al principio.
Qué ocurre en realidad?
Te lo explico con un ejemplo.
A Pedro le gustaría que sus hijos sacaran mejores notas y por eso desconfía de ellos y los controla
a todas horas en las actividades que realizan para asegurarse de que dedican suficiente tiempo al estudio y mejoran
su rendimiento en el instituto.
Los chavales se sienten controlados, acosados, decepcionados y expresan cierta rebeldía por la falta de confianza de su padre,
con lo que este se siente aún mas rechazado y para mal de todos los chicos siguen sin sacar mejores notas.
Analicemos en caso y veamos en que medida se cumple nuestra máxima:
Pedro quiere que sus hijos saquen mejores notas
Sus hijos quieren que se les trate como adultos y se confíe en ellos.
Y qué hace Pedro en este caso? Pues lo contrario de lo que dice nuestra máxima, o sea les castiga,
les controla y les da poco margen de maniobra para organizarse y asumir la responsabilidad por si mismos.
Recuerda:
" En la medida en que demos a los demás lo que necesiten, obtendremos nosotros lo que necesitamos"
Bien, pues lo que tendría que hacer nuestro amigo es darles primero lo que ellos necesitan (confianza)
para obtener después lo que el necesita (satisfacción de que obtengan un buen rendimiento académico)
Sencillo. Fácil a primera vista. Pero no evidente.
Hasta qué punto estamos dispuestos a dar algo antes de recibir algo a cambio?
Esta historia se repite con demasiada frecuencia en nuestras vidas: no obtenemos lo que queremos? Bueno pues si no entra por las buenas será por las malas …
No es este el camino: dale al otro lo que necesita para obtener tu lo que quieres:
No esperes a que tu mujer esté mas atenta contigo para regalarle algo sino regálale tu algo para que ella esté mas atenta en lugar de enfadarte y lamentarte.
No esperes a que alguien te deje pasar a ti en el tráfico antes de que tú dejes pasar a otro en lugar de quejarte por el egoísmo reinante en el tráfico
No esperes que alguien se disculpe para ser amable con el, sino que compórtate amablemente con el y verás como lo hace
Ahora la cuestión es: y como saber lo que quieren los demás?
Dejando fuera los gustos particulares de cada uno, que expresamos en nuestra manera de vestir, de comer, de vivir …
existen unas necesidades básicas que cada uno de nosotros tenemos, y que son principalmente el sentirnos queridos, reconocidos y tener un cierto sentido de pertenencia al grupo.
Así que es muy fácil, para saber qué quieren los demás pregúntate a ti mismo lo que quieres tu, porque en realidad todos tenemos las mismas tres necesidades básicas.
Quizás esto te suene a parábola, o a cuento chino.
Parece fácil de aplicar y realmente lo es pero estamos tan acostumbrados a imponer primero lo
que queremos antes de dar algo a cambio que resulta difícil resistirse a la inercia.
" En la medida en que demos a los demás lo que necesiten, obtendremos nosotros lo que necesitamos"
Aplícalo y te sorprenderán los resultados.
A mi me sorprendieron.

jueves, 24 de abril de 2008

El pescador

Un importante y acaudalado hombre de negocios (en la mayoría de versiones es estadounidense) contempla el paisaje marítimo en un muelle de un pequeño pueblo (en la mayoría de versiones mexicano o asiático). En ese momento un pequeño bote llega a la costa. En su interior sólo hay un pescador y unos pocos atunes. El hombre de negocios felicita al pescador por la calidad del pescado y le pregunta cuanto le costó pescarlo.
El pescador le contesta «Sólo un ratito, señor».
Entonces el hombre de negocios le pregunta «¿Y por qué no te quedas más tiempo en el mar y pescas más peces?»
El pescador le responde que con lo pescado le basta para sostener las necesidades inmediatas de su familia.
Así que el hombre de negocios le pregunta «¿Pero entonces que haces el resto del día?»
A lo que el pescador le responde «Me levanto tarde, pesco un rato, juego con mis hijos, hago la siesta con mi mujer, y cada noche salgo un rato con los amigos para beber vino y tocar la guitarra. Tengo una vida muy ocupada, señor.»
Así que el hombre de negocios le espeta burlonamente «Pues yo soy MBA (Master in Business Administration) por Harvard y podría ayudarte. Deberías pasar más tiempo pescando y con los beneficios comprarte una barca mayor; y con los beneficios de pescar con una barca mayor deberías comprar más barcas hasta conseguir una flota pesquera propia. En lugar de vender tus capturas a un intermediario deberías venderlas directamente a la fábrica de enlatado y finalmente deberías montar tu propia fábrica de enlatado. Así controlarías el producto, el procesado y la distribución. Para ello necesitarás dejar de vivir en este pequeño pueblo costero y trasladarte a la gran ciudad donde podrás dirigir mucho mejor tu empresa en expansión».
Entonces el pescador le pregunta, «Pero, señor, ¿cuánto tardaría en lograr algo así?»
A lo que el hombre de negocios responde «Entre 15 y 20 años».
«Pero, ¿y después qué?»
El hombre de negocios estalla en una carcajada y le dice, «Luego viene lo mejor. Cuando llegue el momento podrás anunciar tu salida a bolsa y hacerte muy rico. Ganarás millones».
«¿Millones?, ¿y después qué?»
El hombre de negocios le mira con suficiencia y le responde «Entonces podrás retirarte. Trasladarte a vivir a un pueblecito pesquero de la zona costera, levantarte tarde, pescar un poco, jugar con los niños, hacer la siesta con tu mujer, acercarte al bar por las noches y tomarte un vino con tus amigos mientras te diviertes con la guitarra.»

viernes, 21 de marzo de 2008

El tiempo

Desde tiempos inmemoriables el hombre se ha empeñado en medirlo, en estimarlo, en controlarlo.
Pero el tiempo es algo efímero.
Carece de principo y de fin y es dificil saber si avanzamos o retrocedemos en el.
La cuarta dimensión de Einstein.

¿Pero por qué nos empeñamos en acotarlo, en medirlo?
Obviando toda una serie de motivaciones de tipo práctico no podemos negar que el hacerlo nos otorga una determinada sensación de control y nos ayuda a situarnos en un punto al que parece preceder un antes y suceder un después.

En realidad el tiempo es una ilusión que solo podemos percibir a través del presente.

Es como mirar por la ventanilla de un tren y ver pasar cada paisaje, cada elemento a través de ella pensando que lo que dejamos atrás ya pasó.
Pero para los pasajeros sentados apenás unos vagones mas atrás ese mismo paisaje es aún su futuro.
El paisaje, sin embargo, siempre ha estado ahí. Esperando a ser admirado por los viajeros que decidan mirar por la ventana para comtemplarlo.
El tiempo es pues una manera de ubicarnos y tener un punto de referencia que de sentido a nuestra própia existencia y a nuestras experiencias. Un hito que nos guía dandonos la sensación de andar un camino.

Por la ventana de nuestro tren vemos solo la parte de la realidad que en ese momento se nos presenta. Admiremosla en ese momento o se perderá definivamente. A veces se trata de bellos paisajes y escenas, otras de oscuros y tenebrosos túneles. De cualquier modo, es eso a lo que el ser humano tiene acceso, y bastante tenemos con ocuparnos de ello como para encima empeñarnos por retomar todo lo que ya pasó por esa ventana y ya hemos visto o preocuparnos por todo lo que aún quizás tengamos la oportunidad de ver.

No podemos parar el tren, pero si abrir la ventana, respirar profundamente el aire puro, y relajarnos mientras disfrutamos de nuestro viaje junto a los que tenemos la suerte de que nos acompañen.

domingo, 2 de marzo de 2008

¿Qué es el mindfulness?


- ¿Cuál es la mejor manera de ayudar a alguien a mejorar su bienestar? – preguntó el discípulo
- ¿Cuál es la mejor jugada de ajedrez para vencer a tu contrincante ? – respondió el maestro.

Estamos habituados a escuchar que, evidentemente, no todo es generalizable, ni necesita el mismo tratamiento.
Al contrario de lo que se pueda pensar el mindfulness, o entrenamiento de la atención y la calidad de la misma, si es un paradigma universal aplicable, en principio, a cualquier persona, sea cual sea la situación de la misma. Y la meditación es su herramienta para el correcto entrenamiento de la mente.
Ideado en un principio para el tratamiento del dolor crónico principalmente en la actualidad está siendo aplicado en multitud de campos, en los que está demostrando ser bastante útil: hipertensión, reforzamiento de la función inmunitaria, tratamiento del estrés, depresión y ansiedad, clarificación de la mente y estimulación de la creatividad, etc.

Pero, ¿por qué siendo esto tan importante no nos lo enseñaron en la escuela?

(continuará)

martes, 12 de febrero de 2008

El hombre mas feliz del planeta




El monje francés registra una actividad inusual en la corteza izquierda de su cerebro, donde residen las sensaciones placenteras.


Declarado el hombre más feliz del planeta

Es más feliz que usted, seguro. Mucho más. Matthieu Ricard obtuvo una nota inalcanzable en un estudio sobre el cerebro realizado por la Universidad de Wisconsin (EEUU). Los especialistas en neurociencia afectiva le nombraron «el hombre más feliz de la Tierra». A sus 61 años, quien hoy es asesor personal del Dalai Lama tiene una vida digna de un guión de cine. Biólogo molecular, hijo de un filósofo ateo, dejó su carrera por abrazar al budismo.

¿Una bonita casa en la playa? Matthieu Ricard prefiere el monasterio apartado de toda civilización donde vive, en las montañas de Nepal. ¿Una cuenta bancaria boyante? Ha entregado todo el dinero de las ventas de sus libros a la caridad. ¿Quizá un matrimonio bien avenido o una excitante vida sexual? Tampoco: a los 30 años decidió acogerse al celibato y dice cumplirlo sin descuidos. En realidad, Matthieu Ricard carece de todas las cosas que los demás perseguimos con el convencimiento de que nos harán un poco más felices. Y sin embargo, este francés de 61 años, biólogo molecular hasta que decidió dejarlo todo y seguir el camino de Buda, es más feliz que usted y yo. Mucho más feliz. El más feliz.

Científicos de la Universidad de Wisconsin llevan años estudiando el cerebro del asesor personal del Dalai Lama dentro de un proyecto en el que la cabeza de Ricard ha sido sometida a constantes resonancias magnéticas nucleares, en sesiones de hasta tres horas de duración. Su cerebro fue conectado a 256 sensores para detectar su nivel de estrés, irritabilidad, enfado, placer, satisfacción y así con decenas de sensaciones diferentes.

Los resultados fueron comparados con los obtenidos en cientos de voluntarios cuya felicidad fue clasificada en niveles que iban del 0.3 (muy infeliz) a -0.3 (muy feliz). Matthieu Ricard logró -0.45, desbordando los límites previstos en el estudio, superando todos los registros anteriores y ganándose un título –«el hombre más feliz de la tierra»– que él mismo no termina de aceptar. ¿Está también la modestia ligada a la felicidad? El monje prefiere limitarse a resaltar que efectivamente la cantidad de «emociones positivas» que produce su cerebro está «muy lejos de los parámetros normales».

El problema de aceptar que Ricard es el hombre más contento y satisfecho del mundo es que nos deja a la mayoría en el lado equivocado de la vida. Si un monje que pasa la mayor parte de su tiempo en la contemplación y que carece de bienes materiales es capaz de alcanzar la dicha absoluta, ¿no nos estaremos equivocando quienes seguimos centrando nuestros esfuerzos en un trabajo mejor, un coche más grande o una pareja más estupenda?

Los trabajos sobre la felicidad del profesor Richard J. Davidson, del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin, se basan en el descubrimiento de que la mente es un órgano en constante evolución y, por lo tanto, moldeable. «La plasticidad de la mente», en palabras del científico estadounidense, cuyo estudio es el quinto más consultado por la comunidad investigadora internacional.

Los científicos han logrado probar que la corteza cerebral izquierda concentra las sensaciones placenteras, mientras el lado derecho recoge aquellas que motivan depresión, ansiedad o miedo. «La relación entre el córtex izquierdo y el derecho del cerebro puede ser medida y la relación entre ambas sirve para representar el temperamento de una persona», asegura Ricard, que durante sus resonancias magnéticas mostró una actividad inusual en su lado izquierdo.

Los neurocientíficos americanos no creen que sea casualidad que durante los estudios llevados a cabo por Davidson los mayores registros de felicidad fueran detectados siempre en monjes budistas que practican la meditación diariamente. Ricard lo explica en la capacidad de los religiosos de explotar esa «plasticidad cerebral» para alejar los pensamientos negativos y concentrarse sólo en los positivos. La idea detrás de ese concepto es que la felicidad es algo que se puede aprender, desarrollar, entrenar, mantener en forma y, lo que es más improbable, alcanzar definitivamente y sin condiciones.

Éxtasis mental. Lograr el objetivo de la dicha no es fácil. Ricard ha escrito una decena de libros –estos días combina sus retiros espirituales con la promoción de su obra Happiness en el mundo anglosajón– y cientos de artículos tratando de mostrar el camino y, aunque la mayoría de sus obras se han convertido en éxitos editoriales, el propio autor descarta que su lectura garantice el éxito. Al igual que un logro en atletismo o en la vida laboral, el cambio sólo es posible con esfuerzo y tenacidad, pero Ricard asegura que todo habrá merecido la pena una vez se alcanza el estado de éxtasis mental que logran los elegidos. En su Defensa de la felicidad (Urano), la traducción de su último libro publicado en España, el monje explica cómo nuestra vida puede ser transformada incluso a través de variaciones mínimas en la manera en que manejamos nuestros pensamientos y «percibimos el mundo que nos rodea».

Es un viaje hacia el interior de uno mismo que Matthieu Ricard recorrió contra todo pronóstico. Nacido en París en 1946, el «monje feliz», como se le conoce en todo el mundo, creció en un ambiente ilustrado. Su padre, Jean-François Revel, fue un reconocido escritor, filósofo y miembro de la Academia Francesa que reúne a la elite intelectual del país galo. Su madre dedicó gran parte de su vida profesional a la pintura surrealista y tuvo un gran éxito antes de convertirse también ella en monja budista. Ricard vivió en su juventud los excesos propios del París de los años 60 y tras terminar sus estudios de secundaria se decidió por las ciencias. Hizo su doctorado en genética celular en el Instituto Pasteur de París y trabajó con el premio Nobel de medicina François Jacob. Parecía destinado a convertirse en uno de los grandes investigadores del campo de la biología cuando le dio a su padre el disgusto de su vida.

El estudio de textos budistas desencadenó una llamada espiritual que le llevó a dejarlo todo. Decidió que el laboratorio no era lo suyo y partió hacia el Himalaya para hacerse discípulo de Kangyur Rinpoche, un histórico maestro tibetano de la tradición Nyingma, la más ancestral escuela del budismo. Era 1972 y las próximas tres décadas de este francés de carácter suave y cultura exquisita –el único europeo que lee, habla y traduce el tibetano clásico– iban a ser dignas del mejor guión de una película.

Tras estudiar con los grandes maestros del budismo, pasar meses en retiros y recorrer los pueblos del Himalaya, conoció al Dalai Lama y en 1989 se convirtió en uno de sus principales asesores y en su traductor al francés. Su posición como mano derecha del Señor de la Compasión le ha convertido en la figura budista occidental más influyente del mundo y llevaron al gobierno francés a concederle la Orden Nacional Francesa.

La vida elegida por Ricard le enfrentó a los ideales en los que se había formado y al ateísmo de su padre. Ambos decidieron discutir sus diferencias en El monje y el fisólofo, un diálogo que sólo en Francia vendió 500.000 copias y en el que la búsqueda de la felicidad está presente en cada capítulo. «Tenía muchas esperanzas en su futuro profesional y me parecía una lástima que abandonara [su carrera científica]. Después me di cuenta de que había transferido su espíritu científico al estudio del budismo», decía el padre antes de morir, una vez hubo aceptado la elección de Matthieu.

La idea de Ricard de ofrecerse para los estudios de la mente que llevaba a cabo la Universidad de Wisconsin estuvo influenciada por el propio Dalai Lama, que durante años ha colaborado con científicos occidentales, facilitando el análisis cerebral de los monjes y su capacidad de aislar la mente durante las sesiones de meditación. Uno de los aspectos que más ha fascinado a los investigadores es la capacidad de los monjes de suprimir sentimientos que hasta ahora creíamos inevitables en la condición humana: el enfado, el odio o la avaricia. El estudio de sus cerebros demuestra una capacidad extraordinaria para controlar sus impulsos basados en el principio de que Buda no prometió a sus seguidores la salvación en el cielo, sólo el final de sus sufrimientos en la tierra si lograban controlar sus deseos. Para muchos ese ha sido uno de los puntos flacos del budismo: la limitación de las ambiciones personales y la pasividad.

Ricard suele acudir a una anécdota del Dalai Lama para negar que el control de los impulsos negativos sea igual a pasividad o falta de respuesta, por ejemplo ante un crimen o un genocidio. «Alguien le preguntó en una ocasión al Dalai Lama qué haría si alguien entra en una habitación para matar a todos los presentes. Su respuesta irónica fue: «Empezaría por dispararle a las piernas. Y si eso no funciona, apuntaría a la cabeza».

Ricard cree que el problema es que nuestros sentimientos negativos hacia otras personas no están a menudo justificados, sino que los hemos creado nosotros en nuestra mente de forma artificial como respuesta a nuestras propias frustraciones. Y ése es uno de los impulsos que el monje francés piensa que hay que aprender a controlar si se quiere ser feliz. Para el escritor, la felicidad es «un tesoro escondido en lo más profundo de cada persona». Atraparla es cuestión de práctica y fuerza de voluntad, no de bienes materiales, poder o belleza. Los que llegan al final del viaje y logran la serenidad que lleva a la dicha, asegura Ricard, sienten lo mismo que «un pájaro cuando es liberado de su jaula».

Satisfacción filipina. Tampoco es necesario leer a este hijo adoptivo de Buda o retirarse a un templo en el Himalaya para comprobar que el «dinero no da la felicidad». Los habitantes de las barriadas pobres de Manila se muestran, a pesar de sus dificultades, aparentemente más contentos que los tiburones financieros de la vecina y multimillonaria Hong Kong. Cada vez que se hace una encuesta sobre felicidad global, los filipinos aparecen entre los pueblos más satisfechos. Ni la pobreza ni el hecho de que su país haya sido declarado el «lugar del mundo más afectado por los desastres naturales» por el Centro para la Investigación y Epidemiología de Desastres parecen afectar su visión positiva de la vida. Su intensa vida social y familiar compensa penurias privaciones. Los honkoneses, con una renta per cápita 20 veces mayor, aparecen sistemáticamente en los últimos lugares en los mismos sondeos de felicidad. La presión consumista, el estrés y el deterioro de las relaciones sociales figuran entre las causas de insatisfacción más citadas por los ciudadanos. Todo el desarrollo y el dinero del mundo no han logrado levantar el ánimo de la Nueva York de Asia.

Matthieu Ricard ve en resultados como éste la prueba de que cualquiera, no importa las desgracias que haya vivido, puede alcanzar la felicidad si cambia el chip mental que a menudo nos hace detenernos en los aspectos negativos de la existencia. Incluso la pérdida de los seres queridos puede sobrellevarse con relativa facilidad si se afronta la muerte desde una perspectiva nueva, menos centrada en su dramatismo. «Mi padre murió el año pasado a los 82 años. Como dependía tanto de su brillantez intelectual, cuando se vio limitado se desanimó», asegura el monje, para quien la muerte de quienes nos rodean debe ser aceptada como un paso más en el ciclo natural de la vida y no necesariamente como un episodio triste. «El mejor homenaje que podemos ofrecer a los que ya no están con nosotros es vivir la vida de forma constructiva, ser conscientes de que nacemos solos y morimos solos. ¿Por qué no sentir que cada ser humano es nuestro familiar, que cada casa es nuestro hogar?».

Los investigadores que han estado analizando las emociones de Ricard creen que los resultados podrían servir para paliar enfermedades como la depresión y llevar a la gente a entrenar una mente saludable de la misma forma que hoy se acude al gimnasio a mejorar la forma física. Más aún, si como sugiere Ricard, una de las claves de la satisfacción personal es el control y la supresión de instintos negativos como el odio, y si existe una forma de limitarlos, estaríamos ante la posibilidad de mejorar la condición humana y enmendar sus peores defectos.

Por supuesto son muchos los que apuntan a la inocencia y la sobredosis de utopía que supone pensar en una aldea global en la que todo el mundo perdona a los demás y nadie se enfada con nadie, un mundo basado en las buenas maneras y sentimientos, sin guerras ni luchas de poder. El monje francés responde a quienes dudan con la pregunta que mejor define su visión de la vida: «¿Acaso quieres vivir una vida en la que tu felicidad dependa de otras personas?».

Matthieu Ricard no quiere. Por eso en lugar de una casa en la playa ha elegido una vida contemplativa en el monasterio nepalí de Shechen; por eso ha regalado los millones de euros procedentes de sus libros (se han vendido millones de copias en todo el mundo y han sido traducidos a una decena de lenguas); y quizá por eso ha evitado los conflictos propios de la vida matrimonial. El «hombre más feliz del mundo» no sugiere que todo el mundo haga lo mismo para encontrar la dicha. Sólo que aprendamos que la deseada casa de la playa, los millones en el banco o esa pareja tan atractiva tampoco nos conducirán a ella. Aprender a contentarnos con lo que tenemos quizá sí.

Vejez: Cuando la agudeza mental y la acción disminuyen, es tiempo de experimentar y manifestar cariño, afecto, amor y comprensión.
Muerte: Forma parte de la vida, rebelarse es ir contra la propia naturaleza de la existencia. Sólo hay un camino: aceptarla.
Soledad :existe una manera de no sentirse abandonado: percibir a todos los hombres como parte de nuestra familia.
Alegría: Está dentro de cada uno de nosotros. Sólo hay que mirar en nuestro interior, encontrarla y transmitirla.
Identidad: No es la imagen que tenemos de nosotros mismos, ni la que proyectamos. Es nuestra naturaleza más profunda, ésa que nos hace ser buenos y cariñosos con quienes nos rodean.
Conflictos de pareja minimizarlos. Es muy difícil pelearse con alguien que no busca la confrontación.
Familia: Requiere el esfuerzo constante de cada uno de sus miembros, ser generoso y reducir nuestro nivel de exigencia.
Deterioro físico: Hay que aprender a valorarlo positivamente. Verlo como el principio de una nueva vida y no el principio del fin.
Relaciones sociales: Es más fácil estar de buen humor que discutir y enfadarse. Lo ideal es seguir siendo como somos y utilizar siempre que podamos la franqueza y la amabilidad.
Felicidad: Si la buscamos en el sitio equivocado, estaremos convencidos de que no existe cuando no la encontremos allí.
Su última obra traducida al español: «Defensa de la felicidad» (Urano).

fuente: EL MUNDO - Magazine - Domingo, 22 de abril de 2007

martes, 5 de febrero de 2008

Mindfulness ... estar o no estar


Nuestro mundo occidental empezó a interesarse hace bastante tiempo por lo que pasaba en oriente. El budismo, en particular, atrajo la atención de eruditos, exploradores, visionarios y religiosos de la época. Según cuentan las crónicas, se produjeron no pocos encontronazos entre estas dos culturas. Resultando muchas veces en verdaderas desilusiones y, sobre todo, mucha perplejidad e incomprensión.
A raíz de este tipo de experiencias se comenzó a adoptar un cierto despotismo e incluso desprecio hacía los monjes y practicantes del budismo en general, por parte de las autoridades eclesiásticas y religiosos al mas puro estilo cristiano reinante de la época.

- Qué haces mientras estás sentado en la posición del loto? En qué piensas? -
preguntaban los religiosos a los monjes budistas justo después de finalizar un periodo de meditación.

La respuesta que obtenían no podía sino dejarlos atónitos y generar perplejidad y espanto al mismo tiempo:
- Nada. No pensamos en nada - respondían parsimoniosamtente los monjes.

Vaya, vaya, así que esos monjes de cabezas afeitadas se tiraban horas muertas en absoluto silencio, sentados en una postura tremendamente incómoda para cualquier occidental no acostumbrado a ella, sin pensar en nada en particular, sin adorar a ningún santo, ni a ningún dios, y sin recitar oraciones de ningún tipo, ...
En estas circunstancias y según las creencias de la época, los monjes budistas no pudieron sino ser catalogados como seres ignorantes e incultos, incapaces de aportar algún tipo de conocimiento a la acérrima doctrina de la fe arraigada en esa época.
Cuentan otros, al referirse a este tipo de encuentros entre estas culturas, que al solicitar a meditadores budistas con varias décadas de experiencia, que compartiesen con ellos sus enseñanzas, estos repondían gererando aún mas asombro si cabe en sus interlocutores. La mayoría de las respuestas que obtenían apuntaban a que ellos no podían enseñarles nada y que buscasen otro maestro, ya que ellos eran ignorantes y no sabían nada.

Pero de que estaban hablando? Era posible que aquellos monjes, algunos de ellos con 30, 40 ó incluso 50 años de experiecia en meditación intensiva, fueran incapaces de aportar algo a nuestra cultura? No pudieran siquiera dar un mínimo atisbo de intelectualidad compartida?

Tendrían que trasncurrir siglos antes de que se llegase a comprender lo que realmente aquellos hombres de cabezas rapadas y túnicas anaranjadas, de rostro pálido y eterna sonrisa, realmente querían transmitir o pretendían comunicar y que por aquel entonces no supimos interpretar.

Paradójicamente el mindfulness está mas relacionado con el no hacer que con el hacer algo en particular. Consiste, básicamente en estar presente en el momento actual con los cinco sentidos, sin juzgar nuestras experiencias, como si en ello nos fuera la vida. Diferentes tipos de meditación, que comparten una base común, permiten que esto sea posible en prácticamente cualquier circunstancia de nuestra frenética vida cotidiana actual. Sin embargo la práctica regular y formal de la meditación es prácticamente indispensable.
El mindfulnes es una manera de 'ser', de 'estar', que incide en nuestra manera de conceptualizar la realidad creándo infinitas posibilidades.
Uno de los elementos sobre los que actúa es, por ejemplo, lo que Goleman denomina 'secuestro emocional'.
Cuántas veces te has descubierto a ti mismo discutiendo con alguíen en el coche? generando todo tipo de argumentos durante la discusión, para que de pronto, el sonido de una ambulancia que nos pide paso, el pitido de otro automobilista o el sonido del móvil nos 'despierte' de la ensoñación para recordarnos que viajamos, en ese momento, totalmente solos en nuestro coche !
Y qué me dices de la ducha durante la que tenemos una reunión de trabajo, con todos los invidatos a la misma en nuestra propia ducha !, aunque esa reunión no empiece realmente hasta unas horas mas tarde ya en la oficina?
El resultado es que nos perdemos la experiencia gratificante de una ducha fresca por la mañana, el paseo matinal en coche al ir al trabajo o a la vuelta ,... y tantos y tantos momentos en los que realmente 'no estamos'.

martes, 29 de enero de 2008

Una lección de alquimia ...


Qué te gustaría hacer en tu vida? Por qué no lo haces?
De donde nace la creatividad ? Cómo saber lo que uno quiere realmente?
Qúe decisión debo tomar ? Como resolver este u otro problema ? ...
Son solo algunas de las preguntas que solemos hacernos en algún momento de nuestra vida. Aunque generalmente necesitemos atravesar una crisis de algún tipo para empezar a hacernoslas. El mero hecho de que aparezcan es ya una buena señal de que estamos creciendo y evolucionando como personas.
Ahora bien, como responderlas? Normalmente inmediatamente después de hacernos una de estas preguntas una o varias respuestas afloran inmediatamente en nuestra conciencia, y son precisamente esas respuestas instintivas o espontáneas las que reflejan nuestros aprendizajes y experiencias conscientes y no conscientes, nuestros valores y concepciones mas íntimas, y no son, por lo general y según los alquimistas, las mas adecuadas.
Que nos recomienda la alquimia? Pues precisamente desechar esas respuestas y dejar que las preguntas calen realmente en nosotros para ir generando de manera progresiva posibles respuestas.
En este sentido, una técnica curiosa es la reducción al absurdo.
Veamos un ejemplo:
Imaginemos que nuestra intención es que nuestra empresa tenga un redimiento excelente y alcance unos resultados maravillosos.
Podríamos empezar por generar nuestra premisa al absurdo convirtiendo la pregunta en la dirección opuesta: Que tengo que hacer para logar que mi empresa quiebre?
Y empezamos a responder la pregunta:
- Contratar un equipo directivo no competente
- No prestar ninguna atención a la satisfacción de empleados y clientes
- Dejar la calidad de lado
- No invertir en I+D
- Ignorar la realidad economica y los informes sobre tendencias
....
y así podríamos seguir.
Ahora lo que hacemos es convertir nuestras soluciones en la dirección opuesta y vemos como aparecen realmente los puntos que nos interesa tratar para encontrar una solución a nuestro problema.

Otro ejemplo curioso y real es el de una empresa en la que nadie se preocupaba del contenido de su extenso (400 páginas) manual con consignas de seguridad, hasta que un buen día a su director se le ocurrió la idea de retar al personal para paliar este desconocimiento. Ofreció un premio a quien contestase la siguiente pregunta:

Como asesinar a un compañero que no nos cae bien en la oficina y salir airosos y evitar a la policia?

Os aseguro que los resultados con este método de generación de alternativas son realmente sorprendentes.
Os animo a probarlo.

lunes, 28 de enero de 2008

sobre la medicina mente-cuerpo ...



Esta es una charla (en Inglés) de Kabat-Zinn en la que encuadra un poco la nueva tendencia de la medicina moderna que demanda una mayor participación del paciente y una mayor interacción con el terapeuta. Por supuesto al hilo de la atención plena y discutiendo los resultados fisiológicos de este tipo de meditación.

miércoles, 23 de enero de 2008

La atención vigilante

He estado releyendo un libro que compré en un aeropuerto hace años, se trata de La salud emocional de Daniel Goleman. Estupendo ejemplar para el que le gusten los temas mente-cuerpo.
Gracias a este libro conocí el trabajo de John Kabat-Zinn y su programa de reducción de estrés.
En este, el término mindfulness se tradujo como atención vigilante, poniendo en evidencia una vez mas la falta de tradición y experiencia en la traducción de este tipo de textos al castellano.
A día de hoy se traduce como atención plena, que en realidad es una traducción mas o menos literal del témino anglosajón y, que duda cabe, algo mas acertada que la mencionada anteriormente.
Volviendo al libro, que no es mas que una transcripción de unos debates entre el autor, el Dalai Lama, Kabat-Zinn y otros, presenta, en mi opinión, una visión esperanzadora de la fusión entre la cultura occidental y oriental en sus diferentes modos de interpretar la salud, la relación mente-cuerpo, el bienestar general y la relajación.
Otro dato interesante es la ampliación de la descripción del estrés a todo tipo de sufrimiento y malestar de las personas, y no circunscrito a un contexto determinado, como por ejemplo el laboral o el familiar.
Kabat-Zinn, en su clínica de Massachusetts, lleva dedicándole bastantes años a esto, y por el han pasado miles de personas con problemas muy diversos. Lo mas llamativo son los resultados derivados de medidas antes y después así como el mantenimiento de los beneficios a seis meses de la finalización del programa.
Que duda cabe de que estamos ante un fenomeno en plena eclosión: utilizar métodos casi ancestrales de meditación oriental para curar un fenómeno bastante ligado a la vida moderna: el estrés. La psicología actual no ha pasado por alto este tema y clama a todas voces la inclusión del mindfulness en las terápias de tercera generación.
Pero bueno, quien lo hubiera pensado, eliminar el estrés y el sufrimiento por medio de la meditación al mas puro estilo tibetano !

domingo, 20 de enero de 2008

Por si alguien aún lo dudaba ...

Bueno, vamos a ver si arrancamos.
Pues resulta que en realidad existe mas estrés laboral que el que en principio se piensa.
Al menos eso de desprende de un estudio realizado recientemente por un panel de expertos de EEUU, Europa y la OIT. Las nuevas formas de organización del trabajo generan nuevas formas de ansiedad y nuevos riesgos laborales.
Mientras las medidas de seguridad física aumentan, la fragilidad psicológica de los empleados también sube.
Las principales razones parecen ser la precariedad de los contratos, las elevadas demandas emocionales asociadas al trabajo, el desequilibrio entre la vida laboral y la personal, la vulnerabilidad de los trabajadores de mas edad en un mercado altamente competitivo, las cargas de trabajo desmesuradas y las presiones asociadas a ellas.
Entre algunas de las consecuencias se citan el trastorno de estrés postraumático, deterioro de la autoestima, ansiedad, depresión, apatía, irritabilidad y trastornos de la memoria.
En España, un estudio de la UGT con una muestra de mas de 5000 empleados de diferentes sectores refleja que el 68% manifiesta alta carga mental al trabajar con fechas y plazos ajustados, tener que mantener un nivel de atención muy elevado y tener que trabajar a un ritmo frenético. El resultado es dramático: el 81% de los trabajadores presenta un alto riesgo de sufrir estrés.